viernes, 25 de noviembre de 2016

El fracaso de la moradita

En el 2014 la moradita de incakola salió al mercado y fue un fracaso comercial. La antipatía por la, en ese entonces, nueva bebida fue sorpresiva. No solo se trató de un producto sobrio con "sabor" a chicha morada promocionado como tal: muchas otras empresas ya ofrecían eso sin reflejar los niveles de rechazo que consiguió Incakola. Sino que, además, se sumó le hecho de que el producto provino de una marca muy conectada con la identidad nacional. Mientras Incakola pensaba que esto representaría una ventaja por sobre la competencia, el público peruano lo sintió como una traición a la identidad nacional por parte de una marca en la que confiaba. Esto fortaleció el rechazo al producto y, en consecuencia, el número de ventas de la moradita de Incakola no superó los gastos con que la empresa promocionó su campaña y salió del mercado de forma apresurada.




El trato que recibió en las redes sociales fue, mínimo, despiadado.

Para enmendar esta tragedia y minimizar los daños, Incacola debió hacer lo siguiente.
Opción A: Crear La Moradita como marca específicamente para vender la nueva bebida: ya hay muchas marcas que demuestran que los refrescos de chicha no tienen buena aceptación y no vale la pena arriesgar el nombre de Incakola. Modificar el concepto de su campaña recalcando infinitamente que la moradita no es un intento de chicha morada embotellada sino una gaseosa con sabor a chicha morada para que la diferencia no se sienta tan ofensiva.
Opción B: Camuflar 1 moradita dentro de cada six-pack de Incakola para presionar a los consumidores a probar la bebida y aceptarla gradualmente.